Antecedentes de la administración en México
México es un país en etapa de desarrollo y tal vez sea cierto lo que dice P. Drucker:
No existen países desarrollados y subdesarrollados, lo que existen son países bien administrados y países subadministrados.
Si así fuera, entonces cabría preguntarse si México no ha sido bien administrado a lo largo de su historia. Seguramente que no, puesto que tenemos registro de al menos cuatro culturas que en su época tuvieron gran esplendor:
– Los teotihuacanos.
– Los toltecas.
– Los mayas.
– Los aztecas.
Además, también una sobresaliente organización social, económica, militar y religiosa que es donde se ve la incidencia, precisamente, de la administración.
Por otra parte, las dirigieron líderes prominentes, había un eficiente control sobre el comercio y los impuestos, así como una férrea educación de sus jóvenes y visión de lo que querían ser Los aztecas llegaron al Valle de Anáhuac por el año de 1325 y, a la llegada de los españoles en 1519, dominaban todo su territorio; es decir, en apenas 194 años alcanzaron lo que ahora conocemos como situación de imperio, gracias a la actuación de sus 11 tlatoanis y a la sobresaliente capacidad que tuvo Tlacaéletl para diseñar ese imperio y alcanzar el esplendor que conocemos.
Durante las principales etapas de la historia de México, después de la conquista en 1521, nada sobresaliente sucedió, sobre todo en lo que se refiera a sus aportaciones a la administración, es decir, que durante la época de la Colonia, la Independencia, la Reforma, el Porfiriato, la Revolución y la época del Partido Revolucionario Institucional (PRI), México siguió su marcha al amparo de una administración empírica y con poca inspiración administrativa, con algunas excepciones como en el caso de don Esteban de Antuñano15 y otros.
Esteban de Antuñano, nació en Veracruz en 1792 y murió en Puebla en 1847; era un industrial que estableció las bases para la organización de las primeras empresas del México independiente. En su estado natal, impulsó la industria textil y fue uno de los pensadores que permitieron, gracias a sus reflexiones, la organización de la hacienda pública. Escribió la obra Ideas vagas para un plan de Hacienda pública, en la que establece cuatro máximas, que llamó los puntos cardinales:
– Administración de los gastos públicos.
– Fomentar la industria de los súbditos.
– Pedir prestado para pagar a largo plazo.
– Fomentar el tesoro con base en la industria, minería, agricultura y ganadería.
México no siempre fue huérfano de autores en administración, empezaron a sobresalir principalmente a partir de la segunda mitad del siglo pasado.
– Ángel Caso.
En 1948 fue pionero de textos sobre teoría administrativa, publicó el
libro titulado Organización general.
– J. de la Canal.
También en 1948 fue pionero de textos sobre administración, publicó dos libros titulados Organización y dirección de empresas y Organización de establecimientos comerciales (véase al respecto el capítulo sobre “Autores latinoamericanos y mexicanos más representativos”).
Sin embargo, citando a Paniagua y Ríos, nos dicen que:
[…] la mayoría de los autores que abordan temas administrativos los cuales surgieron dentro de las universidades, no aportaron una teoría propia, ya que realizaban análisis sobre las características, situaciones y relaciones que se daban en las medianas y pequeñas empresas mexicanas, debido a que se dedicaron, por la influencia de su formación al desarrollo de planes y estudios de compañías extranjeras, enfocados a las empresas subsidiarias en México.
Por lo mismo, sus aportaciones teóricas no hacían más que continuar con aportaciones y corrientes que antes, por necesidades históricas propias, se habían hecho en Estados Unidos, y en otros casos se referían a la simple compilación de conceptos, realizados por algunos estudiosos y a la sistematización para el estudio, dentro de cada una de las organizaciones educativas a las cuales pertenecían.
Esta situación prácticamente no se ha modificado ya que no se tiene registro de que los investigadores mexicanos en administración o de alguna otra área del conocimiento de nuestro país aportaran alguna teoría nueva, o al menos acerca del impacto de teorías conocidas, tales como la científica, de la burocracia, de sistemas o de la contingencia.